SANTA TERESA DE JESÚS

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Desde joven, Cuautlatoatzin mostró determinación y fortaleza, pues perdió a sus padres a temprana edad. Quedó entonces bajo la protección de su tío Juan Bernardino, quien le enseñó a cultivar, a tejer y a venerar a los dioses. Pero no fue hasta la llegada de los misioneros franciscanos que Juan Diego conocería al verdadero Dios. De pronto, su vida dio un giro inesperado, cuando se encontró en el cerro del Tepeyac con la siempre Virgen Santa María de Guadalupe, quien le encomendó una misión, que él cumplió con fe, humildad y perseverancia.