Ayelén, cuyo nombre significa alegría, puede dar vida a todo lo que pinta utilizando sus colores. Dar vida implica cuidar, alimentar, jugar, proteger, amar y compartir los sueños. Un día la niña pintó un conejo que ahora vive en este libro. El conejito de colores y Ayelén se han hecho muy buenos amigos: juegan, cantan, estudian, descansan y vuelven a jugar. Una aventura por vivir con una caja de colores en la mano.